Maldición, arte y sentimientos

Ahí estaba ella, echada sobre su fría y dura cama de piedra, usando el vestido color rojo sangre que siempre quiso comprar, pero que por alguna razón nunca lo hizo... pese a que pudo hacerlo desde el primer momento en que lo vio. Creo que la sensación de desear algo la mantenía viva... o tal vez no... pero ella ya no puede responder a eso.

Me acerco lentamente y la veo esbozando una sonrisa. Parece una princesa dormida, una de las tantas que existen en los cuentos de hadas que leía cuando era niña. Fría... así está su rostro, aquel rostro que me recibía todos los días con una gran sonrisa... el rostro que veía en mi sueños más hermosos...

"Despierta!!! Maldición, Linna... DESPIERTAAA!" grito desesperado, mientras muevo su cuerpo, tratando de despertarla, creyendo que todo esto no es más que una cruel pesadilla... soñando que ella me dejaría ver sus hermosos ojos azules una vez más... pero solo he logrado deshojar la rosa negra que sostenía entre las manos.

Cogí una de sus manos, fría, como siempre... recuerdo que ella se quejaba de sus manos frías y que nadie soportaría tomarla de las manos... y yo siempre me reía de sus ocurrencias y tomaba sus manos para calentarlas, mientras ella se quejaba y decía que eso era trampa... mientras yo veía esa sonrisa que iluminaba mi mundo...

Ahora ella no está y no puedo evitar llorar... No me importan los prejuicios estúpidos de que los hombres no debemos llorar... ella ya no está... mi sol se apagó, mi mundo se marchita... me quedo llorando sobre su regazo (qué más puedo hacer?) hasta que de pronto todas las luces se apagan, dejándome súbitamente solo y en la más completa oscuridad... pero ya no importa, estoy a oscuras desde que ella partió...

*****

"PERFECTO" fue lo que oí cuando las luces se encendieron y un hombre obeso me felicitó... a lo lejos se oían aplausos y una mano fría acarició mi mejilla.

"te dije que saldría todo bien" dijo ella con una sonrisa mientras yo la ayudaba a sentarse. Nos pusimos todos en fila e hicimos una venia cuando el público nos aplaudió con entusiasmo. Cayó el telón.

"Sí que hace frío aquí!" exclamó ella mientras se frotaba las manos. Sonreí y cogí sus manos para tratar de calentarlas. "Eso es trampa" dijo ella con una sonrisa... "No lo es" respondí.

"Llorarías si me muero?" preguntó ella inocentemente... "Claro, tontita" dije, dándole un beso en la frente "es más, me muero contigo"
Ella sonrió, me dio un beso en la mejilla y salió alegremente del lugar.

Esa pregunta me dejó pensativo... he pretendido verla muerta casi 30 veces esta semana y estoy seguro de que cuando eso ocurra, esperaré verla luego sentada junto a mi, diciéndome que tiene frío, que vayamos juntos por un café y que la obra fue un éxito.

A veces creo que siento demsiado las cosas, tanto que en algún momento ya no sentiré más... o eso creo. Finjo tanto mis emociones que al final no sé qué estoy sintiendo o si lo que siento es real...

Es la maldición de mi arte...